Tengo tantas cosas que contaros, que ante el temor a aburriros, sobre todo a los que os cuesta la lectura, he decidido hacer dos partes, aquí teneis la primera, la segunda ya está confeccionada, pero la subiré en unos días junto a las fotos, para dar tiempo a leer primero esta; os diré que para mí ha sido una experiencia impactante, nunca podré pagar a las Anas, los Pablos, los Cesares, Santis, los Lucas , Giuseppes y demás estos excelentes ratos que me han hecho vivir, pero si he de destacar algo fuera de la carrera, ha sido las risas que nos hemos pegado en la cena en el Hostal Remoña, cuando ya había desaparecido todo vestigio de presión y cada uno mostraba su "rostro verdadero".
DESAFÍO CANTÁBRIA del
Mar a la Montaña. (1ª parte).
Increíble, inverosímil,
alucinante, soberbio, fantástico, extraordinario, maravilloso, portentoso, magnífico; no tengo palabras, para describir
los dulces que prepara Monse en el “Remoña”; que textura, que
sabor que colorido, cuanta genialidad en un solo plato; ¿donde han
estado metidos los del “San Pellegrino World” todo este tiempo?;
¿Que clase de gps tienen en sus vehículos los de la guia Michelín
que no saben donde está Espinama?; ¿Es que están tan vendidos como
las agencias de calificación de deuda?; es igual, no importa, desde
ayer, los que estuvimos en el
Hostal Remoña
(
http://www.remoña.com/ , o bien http://www.turismoruralremona.es/blog/),
somos conscientes de que el Arzak, el Bulli y tantos
otros ya solo son, pura anécdota.
Jesús, Montse, estoy enórmemente agradecido, nos volveremos a
ver, eso seguro; pues ya me va a resultar totalmente imposible seguir
viviendo sin pecar de nuevo.
Perdonadme la entrada,
chicos, que no me había sentado aquí para hablar de dulces, sino
del Desafío Cantabria “Del mar a la montaña” de modo que vamos
con ello.
Increíble, inverosímil,
soberbio, fantástico, extraordinario, maravilloso,
alucinante, portentoso, magnífico; no tengo palabras, para describir
lo que he vivido este fin de semana entre San Vicente de la Barquera
y Espinama; menuda la que han preparado Pablo Criado y equipo.
En principio era solo una
prueba más, entre tantas carreras por montaña, como hay por España y el
mundo, pero ni ellos mismos se imaginan la que han liado; no son
conscientes de que esto ya no hay quien lo pare, la organización de
matrícula de honor. De repente hemos descubierto un talento nuevo en
Pablo Criado Toca; alguien meses atrás le hizo un encargo y le pasó
la batuta; pero quien se podía imaginar que íbamos a escuchar tanta
música celestial y durante tantas horas; como nos podíamos imaginar
siguiera que un paisanín de Cantabria, sería capaz de domar los
inconvenientes; que sería capaz de conjuntar tanto instrumento de
modo que en ningún momento nadie haya podido incluir en sus crónicas
la frase “ha desafinado” y si la frase” “ha sido un excelente
director de orquesta”.
Desde el primero al
último se han entregado a la tarea, y cada uno en lo suyo han sido
los mejores; los avituallamientos, en el lugar y hora indicados, con
toda la artillería preparada, para la llegada de los comensales
(perdón, me refiero a los participantes); me río yo del Arzak, o
del Bulli por poner a la pareja que he citado arriba; por ahí arriba me
hubiera gustado verles degustando platos, se hubieran perdido entre
una inmensidad de platos, un “buffet libre” perfectamente
organizado, en varios puntos kilométricos del recorrido, en el que
no se escatimó ningún producto.
Mi propia experiencia se
limita principalmente a tres de ellos, el primero, en la plaza de un
pueblecito próximo a San Vicente, el de “Aliva” y el de
Espinama; menudo derroche, menudo caldo, qué extraordinario sabor el
de los macarrones, el del queso, (bueno, mejor no sigo por ahí).
La salida se dio a las
doce de la noche tras la cena de rigor, y una charla previa en el
pabellón de deportes, donde Pablo que mantenía en aquellos momentos
su propia carrera contra la presión y el reloj; acompañado siempre
del Concejal de Deportes (que también demostró ser un excelente
deportista), se encargó de recalcar una serie de pautas, remarcando
la importancia de la seguridad; el cambio obligado de recorrido, el
material obligatorio, puntos del recorrido y toda una enorme lista de
detalles para la buena marcha del evento.
Nadie extraño a lo
vivido aquí estas semanas y el día de la prueba se puede imaginar
la cantidad de metros (más bien kilómetros) de cinta y material
empleado, por no hablar del tiempo y el esfuerzo derrochados para
dejar un recorrido impecable, con marcajes como se puede apreciar en
algunas fotografías; que en algunos puntos se colocaron
aproximadamente, cada treinta metros.
Evidentemente nadie va a
cobrar un duro por ese trabajo; es más, se de alguno que lo va a
perder; de modo que yo que no soy nadie; pero que me siento tan
agradecido como el que más, por todo lo he vivido en este pequeño
pero enorme montón de horas; OS QUIERO DAR DE TODO CORAZÓN, LAS
GRACIAS A TODOS; por vuestro descomunal esfuerzo, por vuestro derroche de
simpatía con todo el mundo (hasta con algún pesado, que nunca
faltan); por estar pendientes de los corredores y de los que no lo
somos; por ser en fin unos profesionales como la copa de un pino.
Creo que a medida que
vayan pasando los minutos, las horas y los días, irá creciendo en
vuestros corazones un deseo nuevo con el que no contabais; un desafío
que no esperabais que os pudiera atrapar como esta enorme tela de
araña que entre todos habéis creado; ese deseo estoy convencido,
que os va a convertir a todos los que amáis vuestra tierra en una
piña, y no será otro; que volver a participar activamente en el
próximo desafío; que salvo que yo haya perdido muchas facultades
por la falta de sueño este fin de semana, a buen seguro se celebrará
posiblemente en las mismas fechas o parecidas el próximo año.
Ya tenéis un capitán
que ha sabido manejar el timón del barco a la perfección, sabéis
que contáis con lo principal; vosotros, el terreno y los
participantes, que a partir de esta edición estarán deseosos de
inscribirse en próximas ediciones, y desde luego, que si todo se
maneja como se ha hecho en esta ocasión, no tengo duda alguna, que
“Desafío Cantabria”, se convertirá en una de las citas más
punteras del calendario nacional e internacional.
Ahora voy a cometer un
atentado contra mis más elementales principios en lo que voy a
escribir a continuación: Los que recorréis de cuando en cuando,
esta página y rebuscáis entre las “entradas antiguas”, sabéis
muy bien que tipo de mensajes dejo sobre la “casta política” y
sus tejemanejes; pues bien, hoy, en este preciso momento, quiero
dejar aquí un mensaje de esperanza, ya se sabe que “un grano no
hace granero”, pero me veo obligado a hablar bien de una persona
que conocí en los “diez mil del soplao”.
Es un hombre grande que
le da el timbre justo a la voz para ser escuchado, del que uno
pensaría que se dedica a la siquiatría por ese tono templado y
sosegado con el que cuenta las cosas; es una persona humilde en los
gestos y en los actos que uno no se esperaría encontrar de concejal
de deportes, y al que no me imagino cabreado dando voces; un señor
con el que he hablado que yo recuerde en tres ocasiones y durante
poco tiempo, pero que si ya en la primera ocasión me resultó
interesante y curioso, este fin de semana, me ha demostrado que es un
currante de los de “a pata”, que se ha desvivido por que todo sea
perfecto para esta prueba, que no solo ha estado allí para hacerse
la foto de rigor y “pirárselas” inmediatamente, sino que ha
cogido el toro por los cuernos y se ha implicado de día y de noche, como el que más, en
fin no quiero pasarme ahora por el lado de las alabanzas, pero si que
quiero dejar aquí al menos esta frase: “Gracias Mario, has estado
soberbio”.
Ahora voy con la anécdota
de la jornada, la excepción que confirma la regla. La mayoría es
consciente que en estas altitudes y en otras, el ganado que pasta
libremente por el monte o la montaña, a veces le pega un mordisco a
una baliza, a una señal, arranca una cinta; pues bien, por ese lado
puesto que Pablo es un hombre con mucha experiencia en estas lides,
lo tenía todo resuelto; pero nunca se le ocurrió que pudiera
existir otro tipo de animal, que se dedicara a entorpecer la labor de
cientos de personas (tal vez vecinos), unas sanguijuelas que a sangre
fría y sabiendo lo que es la montaña pusieran en riesgo la salud y
quien sabe si la vida de algún participante de haber habido una
climatología adversa; unos ladrones de lo ajeno inmersos en una
especie de subcultura, infracultura o cultura basura (como queráis
llamarlo); unos bichejos, unas sabandijas para entendernos, que se
dedicaron amparados en la oscuridad y en una zona en la que sabían
que podían hacer daño a quitar todo tipo de señales del recorrido.
Una vez más hay que
halagar como se merece a la organización; no contaba esta chusma con
las dotes de corredor y organizador de Pablo, que a la carrera en
cuanto le dieron el aviso puso manos a la obra y pies para que os
quiero (no veais que calentón se pegó), hasta poner las cosas en su sitio, y el hecho de que fueran
solo dos los afectados entre los ciento y pico participantes,
demuestra el trabajo bien hecho; una pena por estos dos participantes
que perdieron un tiempo precioso e irrecuperable, nunca sabremos lo
que hubieran podido dar de si, pero cuando suceden estas cosas; una
vez pasado el cabreo totalmente comprensible, no queda sino la
aceptación y el paso de hoja, que no el olvido.